El autor realiza un balance crítico de la política exterior ecuatoriana bajo el gobierno de Rafael Correa entre 2007 y 2013. Señala que se fundamentó en la recuperación de la soberanía nacional pero llevó a ataques contra organismos internacionales, a alejarse del multilateralismo y a depender financieramente de China. También criticó la destrucción del servicio exterior profesional y la conducción ingenua de las relaciones bilaterales que produjo incidentes evitables.