El salmista se pone bajo la protección de Dios mientras está rodeado de enemigos que dudan de su fe. Recuerda cómo Dios lo ha ayudado antes y confía en que continuará protegiéndolo, permitiéndole dormir tranquilo. El salmo originalmente podría haber sido la súplica de un rey militar, pero ahora es recitado por todos los creyentes para expresar su confianza en que Dios los defenderá de sus enemigos.