La siesta es una costumbre consistente en descansar entre 20 y 30 minutos después de comer para recuperar energías para el resto del día. Se produce naturalmente como consecuencia del descenso de la sangre al sistema digestivo después de las comidas, lo que provoca somnolencia. Además, tomar una siesta corta de hasta 30 minutos mejora la salud y circulación, previene el estrés, y favorece la memoria y el aprendizaje al permitir trabajar hasta más tarde sin fatiga.