El documento resume la creciente hostilidad hacia la prensa en Argentina en el último semestre, incluyendo resoluciones gubernamentales contra medios, declaraciones agraviantes de funcionarios, y ataques físicos a periodistas. También describe el aumento de la inversión estatal en comunicaciones y su uso para fines propagandísticos, así como la aplicación selectiva de la Ley de Medios contra ciertos grupos de medios.