El documento describe cómo las universidades y cárceles se habían convertido en bastiones de Sendero Luminoso, permitiendo el reclutamiento y adoctrinamiento de jóvenes así como la conspiración y perfeccionamiento de terroristas. En 1991, el gobierno dispuso el ingreso de las Fuerzas Armadas a universidades controladas por Sendero para restablecer el orden, y en 1992 tomó medidas similares en las cárceles. Estas acciones ayudaron a debilitar la influencia de Sendero pero fueron criticadas por la Comisión de la Verdad.