El documento explora el origen del tango, destacando su nacimiento en la región del río de la Plata, compartida por Argentina y Uruguay, y argumenta que ambos países pueden reclamar su herencia cultural. También menciona figuras clave del tango uruguayo y reconoce la influencia de Buenos Aires en su difusión, a pesar de las limitaciones históricas de Montevideo. Concluye que el tango es una expresión cultural co-argentina y uruguaya, representativa de la región.