El documento describe la vida de los niños en las décadas de 1960 y 1970 en Argentina, antes de la era digital y de mayor protección. Los niños bebían agua de la canilla, no usaban cinturones de seguridad ni cascos, jugaban en la calle sin supervisión y aprendían de sus propios errores en lugar de recibir terapia. A pesar de los mayores riesgos, se sentían libres y felices con sus amigos más que con la tecnología moderna.