El documento discute el tema de Dios desde una perspectiva histórico-cultural. Explica que la afirmación de Nietzsche de que "Dios ha muerto" marcó un momento decisivo al señalar el desplazamiento de la creencia en Dios en Occidente. También señala que fue recientemente que se comprendió cabalmente la estructura de la vida humana, diferente a la definición previa del ser humano como un "animal racional".