La templanza es la virtud que modera la atracción por los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes. Implica orientar el placer hacia el bien objetivo y no dejarse llevar por los apetitos. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y la honestidad de los deseos, elevando la dignidad personal al regular los impulsos de manera que se encaucen y se den en el momento oportuno, sin reprimirlos. La templanza no es fácil de lograr y requiere vencer las tentaciones mediante actos