La Constitución de 1869 establece derechos como la prohibición de detenciones arbitrarias y garantiza la libertad religiosa. Prim proclama en 1867 la necesidad de una revolución para acabar con la opresión y establecer un gobierno constitucional elegido por sufragio universal. En 1868, los generales sublevados en Cádiz piden el fin del gobierno corrupto de Madrid y la recuperación de la soberanía nacional para establecer un gobierno provisional hasta las elecciones.