El documento discute la necesidad de transformar la educación mediante las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), destacando la crisis actual en las escuelas y la falta de colaboración entre estudiantes, familias y administración. Propone un cambio de enfoque hacia un aprendizaje más participativo y práctico, resaltando que el éxito del cambio educativo depende de la actitud y profesionalidad de los docentes. Se concluye que las TIC pueden ser herramientas valiosas, pero el verdadero cambio radica en cómo se integran en el proceso educativo.