El documento discute el potencial educativo de los videojuegos y por qué son poco utilizados en las escuelas. Señala que los videojuegos pueden desarrollar habilidades como la resolución de problemas y la toma de decisiones, pero los educadores a menudo los rechazan debido a preocupaciones sobre la violencia, adicción y sexismo. Sin embargo, los videojuegos también pueden usarse para enseñar valores y dinamizar las interacciones entre los estudiantes si se seleccionan cuidadosamente.