La joven Lee se casó y fue a vivir con su suegra, cuya personalidad era muy diferente a la suya y constantemente la criticaba, lo que llevó a frecuentes discusiones. Un amigo le recomendó envenenar lentamente a su suegra para librarse de ella, pero con el tiempo Lee cambió su actitud y comenzó a tratar a su suegra con amabilidad y respeto. Esto transformó su relación en una de madre e hija, y Lee se dio cuenta de que el verdadero veneno estaba en su mente y no en las