Pablo y Silas adoraban a Dios a medianoche en la cárcel cantando himnos. Esto provocó un terremoto que abrió las puertas de la cárcel. El carcelero se convirtió después de que Pablo y Silas le hablaron sobre Jesús. El documento enfatiza que la alabanza es el arma más poderosa contra las fuerzas del mal y que trae la presencia de Dios.