Los Reyes Magos probablemente eran astrólogos o sacerdotes de Persia o Babilonia que siguieron una estrella hasta Belén dos meses después del nacimiento de Jesús. Adoraron a Jesús ofreciendo oro, incienso y mirra, reconociendo su realeza, divinidad y humanidad. Aunque Herodes les pidió que volvieran, siguieron su propio camino para evitar peligro.