El valor de las personas se asemeja al de los autos, donde la experiencia de vida determina si somos 'autos viejos' o 'autos de colección'. Se identifican tres edades: cronológica, física y espiritual, las cuales influyen en cómo nos perciben y valoran los demás. Cuidar tanto nuestro cuerpo como nuestro espíritu es esencial para mantener nuestra vitalidad y ser apreciados en la sociedad.