Este poema describe los sueños de una mente sin dueño que se amarra al anochecer observando farolas con luces orondas. A pesar de creer que la luna estaba lejos, la persona se da cuenta de que estaba a unos pasos siguiendo un sendero enlosado de cielo lleno de sueños risueños y algunos misterios que le hacen vivir y pensar que hay más allá de la triste rutina.