Una tecnología limpia es aquella que no produce efectos secundarios o transformaciones al equilibrio ambiental. Las tecnologías limpias tratan de reducir o evitar la contaminación mediante cambios en los procesos productivos que pueden generar beneficios económicos a las empresas. Una tecnología de producción limpia puede identificarse por permitir la reducción de emisiones, consumo de energía o agua sin incrementar otros contaminantes o lograr un balance ambiental más limpio.