Derrick de Kerckhove investigó la mente humana y sus relaciones con los medios de comunicación en la década de 1940. Concluyó que la mente es un producto sociohistórico moldeado por los cambios en los modos de comunicación. Las nuevas tecnologías plantean desafíos a estudiar el comportamiento humano debido a que aceleran la velocidad y el volumen de la información transmitida, requiriendo una pedagogía que enseñe sobre oralidad, escritura, imágenes e imaginación.