El documento argumenta que los humanos no pueden ayudar a Dios ni sustituirlo. Dios ya derrotó a Satanás y es el único dueño y autoridad sobre nuestras vidas. Pretender que necesitamos nuestra propia sabiduría o estrategias para salvar almas o vencer a Satanás es engañarnos a nosotros mismos, ya que Dios nos salvó completamente a través de Jesucristo, quien vive en nosotros. Confiar en métodos humanos en lugar de en la verdad de Cristo es caer en mentiras.