Gedeón trata con diplomacia a los Efraimitas que se quejan de no haber sido llamados a la batalla contra los madianitas. Más tarde, Gedeón persigue al ejército enemigo restante de 15.000 hombres con solo 300 de los suyos. Rechaza la oferta de los israelitas de convertirse en su rey hereditario, diciendo que sólo Jehová gobernará sobre ellos. Después de la muerte de Gedeón, su hijo Abimelec mata a todos los demás hijos de Gedeón excepto a Jotam