Un hombre fue arrestado y acusado de asesinar a 11 mujeres en Austria, Alemania e Italia entre 1991 y 1992. La evidencia clave contra él fue un cabello con raíz encontrado en su auto que coincidía con el ADN de una de las víctimas a través de múltiples pruebas de ADN. En el juicio de 1994 en Austria, la evidencia de ADN fue presentada y explicada al jurado, quienes encontraron al hombre culpable y lo sentenciaron a cadena perpetua. El hombre se suicidó horas después.