La Constitución de 1925 estableció el presidencialismo en Chile y rigió durante gran parte del siglo XX. Otorgó un rol fundamental al Estado en el desarrollo del país. Se redactó para reemplazar la Constitución de 1833 y cambiar el sistema parlamentario por uno presidencial que fortaleciera al Ejecutivo. Creó un poder Ejecutivo fuerte y un Congreso bicameral, e introdujo elementos de un Estado social de derecho como la protección al trabajo y la seguridad social. Rigió hasta el golpe militar de 1973.