La historia cuenta la experiencia de un hombre que ve llorar a un anciano sentado en el porche de su casa. Aunque lo saluda, el hombre continúa su camino para una cita. Más tarde, se arrepiente y vuelve a la casa del anciano solo para enterarse que había fallecido. El hijo del anciano le muestra su diario donde expresaba felicidad por el saludo del hombre. La historia enseña sobre la importancia de vivir cada día al máximo y apreciar a los seres queridos.