Este documento ofrece una reflexión sobre la importancia de vivir el presente y aprovechar cada momento con los seres queridos, ya que la vida es frágil e impredecible. Relata la historia de un anciano que murió solo después de que el narrador no se detuvo a hablar con él cuando lo vio llorando, dejando como único recuerdo su sonrisa y saludo. Invitá a aprovechar cada oportunidad para expresar afecto y no postergar los proyectos o reconciliaciones por dar la vida por sentada.