La ley contra la corrupción de 2005 busca frenar las acciones deshonestas de funcionarios públicos. Desde 1863 existían delitos como el cohecho y la malversación de fondos públicos. La ley actual establece delitos como el enriquecimiento ilícito y la corrupción pasiva, y describe la responsabilidad civil, disciplinaria, administrativa y penal de los funcionarios. Si se comprueba una irregularidad en una investigación administrativa, esta se remite a la fiscalía.