El documento habla sobre la necesidad de que la universidad cubana se alinee con las grandes líneas del gobierno revolucionario y ayude a satisfacer las necesidades técnicas y profesionales del país. Argumenta que la autonomía universitaria no debe significar independizarse de las prioridades nacionales y que los estudiantes deben cumplir con sus deberes revolucionarios en lugar de defender intereses de clase. También advierte sobre cómo la universidad podría convertirse en un factor de retroceso si no se incorpora adecuadamente a la revolución.