Adolf Hitler aprovechó el contexto de derrota y frustración en Alemania tras la Primera Guerra Mundial para difundir el nacionalismo y el racismo, ganando apoyo de industriales, militares y clases medias. Promovió la superioridad de la raza aria en su obra "Mi Lucha", que se convirtió en evangelio de masas y justificó el genocidio y la destrucción de Europa.