El documento discute si los videojuegos pueden considerarse una forma de arte. Argumenta que los videojuegos incluyen elementos artísticos como música, cine y narrativa. También tienen la capacidad de provocar emociones en los jugadores a través de elementos como la historia, la ambientación, los gráficos y el sonido. Sin embargo, reconoce que tradicionalmente los nuevos medios como el cine y ahora los videojuegos no son aceptados de inmediato como arte por los críticos.