Las fibras artificiales regeneradas se obtienen a partir de la celulosa, principal componente de las paredes celulares de plantas. La celulosa se trata químicamente y se disuelve para luego regenerarse en filamentos continuos mediante procesos como la viscosa. Las fibras artificiales regeneradas como el rayón tienen gran resistencia cuando están secas pero no cuando están húmedas, y son agradables al tacto. Generalmente se mezclan con fibras naturales y sintéticas para darles mayor resistencia mecánica.