Cuando los padres participan activamente en la educación de sus hijos, estos generalmente obtienen mejores resultados académicos, tienen una mejor conducta y actitudes más positivas hacia la escuela. Los padres pueden ayudar a sus hijos a estudiar estableciendo una rutina de estudio, creando las condiciones ambientales adecuadas, supervisando el progreso académico, manteniendo comunicación con la escuela y proporcionando apoyo directo cuando sea necesario.