El documento resume las recientes protestas en Honduras contra el golpe de estado de junio, con miles de personas marchando en Tegucigalpa y San Pedro Sula exigiendo el regreso a la democracia y la restitución de Manuel Zelaya. También describe las sanciones económicas recientes de Estados Unidos contra el gobierno de facto y la posibilidad de más presiones del Congreso estadounidense. Las iglesias hondureñas son llamadas a reconocer sus errores y jugar un papel de mediación en la crisis política.