El documento aborda el estado de las negociaciones sobre el golpe de estado en Honduras entre los representantes de Zelaya y Micheletti, señalando la ruptura del diálogo y la intransigencia del régimen de facto. La resistencia hondureña continúa organizándose y planea movilizaciones, como conciertos y marchas, para mantener la lucha contra el golpe y exigir la restitución de la democracia. A su vez, se denuncia el rol de los militares en el poder y se promueven campañas de solidaridad hacia los afectados por la represión.