Los incentivos no solo se refieren a aspectos monetarios, sino también a incentivos morales. Las personas no siempre toman decisiones de forma racional como se supone, sino que se ven influenciadas por factores en su entorno. Además, tendemos a subestimar las decisiones de los demás y suponer que están más motivadas por incentivos externos que los propios. Los principios también influyen en las acciones de las personas, que no siempre buscan el interés propio.