Los capítulos 14 y 15 abordan la libertad de condenación en Cristo, enfatizando que, al tener la vida de Cristo en nosotros, somos perdonados y liberados de la ley del pecado y de la muerte. Dios obra a través de todas nuestras experiencias, incluso las difíciles, para producir un carácter más fuerte y conforme a Su imagen. La verdadera esperanza no se basa en evitar dificultades, sino en confiar en que Dios transformará nuestras pruebas en oportunidades de crecimiento personal.