Este capítulo trata sobre la libertad y la ética. Argumenta que la libertad es la capacidad de decidir por uno mismo sin importar las órdenes de otros. También dice que para ser éticamente libre, uno no debe dejarse guiar solo por órdenes, costumbres o caprichos de autoridades, sino que debe elegir por sí mismo y definir su propia vida. Finalmente, distingue entre moral, que son las normas aceptadas, y ética, que es la reflexión crítica sobre por qué aceptamos ciertas normas y no otras.