La impresora 3D fue inventada en 1983 y desde entonces se ha utilizado en una variedad de campos como la construcción, medicina e ingeniería robótica. Puede crear objetos tridimensionales a partir de archivos digitales y ofrece ventajas como la personalización y reducción de costos, aunque también plantea desafíos como la pérdida de empleos y posibles usos malintencionados.