El documento aborda la falta de inclusión de los futuros alternativos en los sistemas educativos actuales, destacando un desconocimiento de la historia y un alarmante analfabetismo científico. Se propone que los futuros alternativos son una categoría bioética crucial para enfrentar la crisis civilizatoria contemporánea, sugiriendo un nuevo paradigma civilizatorio basado en la convivencia y el concepto de opción monástica. La crisis de la educación humanista contribuye a la incapacidad de las sociedades para anticipar y gestionar futuros alternativos, lo que podría llevar a la humanidad al borde de la extinción.