Teresa de los Andes vivió una relación de profundo amor con Jesucristo desde una edad temprana. Ella compartió generosamente su experiencia de intimidad con Dios, invitando a los demás a descubrir a Jesús como su amigo y amado. Teresa amó a Jesús porque supo que era el camino para conocer el "secreto" de la intimidad con Dios. Su vida giró completamente en torno a Cristo, vaciándose de todo lo que no era Dios para ser llenada por Él.