Marco Licinio Craso, ambicioso político y militar romano, lanzó una campaña contra el Imperio Parto en el año 53 a.C. con el objetivo de obtener gloria y riqueza. Sin embargo, sus tropas fueron derrotadas en la Batalla de Carras, donde Craso murió al ser decapitado y tener oro fundido vertido por su garganta por orden del rey parto. Su humillante derrota tuvo consecuencias políticas en Roma y marcó el fin de la carrera de uno de los hombres