El conductismo, formalizado por John B. Watson a principios del siglo XX, define al ser humano como un ente biológico cuya conducta es producto del condicionamiento, enfatizando en la observación de las respuestas a los estímulos. Ivan Pavlov y B.F. Skinner expandieron estas ideas con sus teorías sobre el condicionamiento clásico y operante, respectivamente. La crítica al conductismo surge con el cognitivismo, que pone énfasis en los procesos mentales y la interacción con el entorno para comprender la conducta.