Este documento discute la idea de que cada persona tiene un propósito y destino divinamente planeado. Explica que los seres humanos son tripartitos con espíritu, alma y cuerpo, y que nuestros espíritus existían con Dios antes de nacer. También destaca que Jesús preexistió y que Dios preparó su cuerpo. Finalmente, argumenta que Dios conoce y escribe los días de nuestras vidas antes de nacer, indicando que tenemos habilidades y un llamado único diseñado por Dios.