La Revolución Industrial tuvo tres consecuencias generales: 1) Aumentó significativamente la población mundial y redujo las tasas de mortalidad; 2) Consolidó a la burguesía como clase dominante y dio lugar al nacimiento de la clase obrera y movimientos políticos en defensa de sus derechos; 3) Consolidó el capitalismo como sistema económico dominante caracterizado por la propiedad privada de los medios de producción y la maximización de beneficios, aunque también generó críticas sobre la explotación de los trabajadores