Este cuento corto de Cortázar describe dos formas opuestas de conservar los recuerdos - los "famas" los embalsaman y los colocan ordenadamente contra la pared, mientras que los desordenados "cronopios" dejan los recuerdos sueltos por la casa. Cuando un cronopio es nombrado director de radiodifusión, hace traducir todo al rumano, confundiendo a los famas, hasta que es fusilado.