Juan era un mono travieso que no quería hacer nada útil. Su vecino Don Rubén lo llevó a caminar por el bosque y le pidió que arrancara plantas de diferentes tamaños. Juan pudo arrancar las matas pequeñas pero no el árbol grande. Don Rubén le explicó que así es con las malas costumbres, que cuesta más corregirlas a medida que crecemos. Juan comprendió que debía cambiar y se volvió más responsable.