El príncipe Lucas se veía triste y enfadado en todos los espejos del reino, por lo que rompió todos los espejos. Más tarde, una niña le mostró que si él sonreía, el espejo le devolvería una sonrisa, ya que los espejos simplemente reflejan lo que ven. Los espejos no estaban dañados, sino que el príncipe era el que se veía triste.