La enseñanza de la historia contribuye a la formación de ciudadanos cuando fomenta el encuentro con otros, ya sean del pasado o presente. Este encuentro evita que las identidades se construyan de forma cerrada, y que la sociedad sea una simple yuxtaposición de identidades. La situación-problema es una metodología que promueve la confrontación de puntos de vista múltiples a través del análisis de fuentes primarias y secundarias.