La oratoria puede ser vista como una disciplina o una competencia. Como disciplina, enseña a organizar las ideas y expresar pensamientos de manera precisa para persuadir al público. Como competencia, se refiere a la habilidad del orador para hablar de manera correcta, articulada y con un vocabulario apropiado. Ambas, disciplina y competencia, son importantes para los profesionales del derecho, ya que les permiten desarrollar discursos argumentativos e interpretativos de manera racional.