La leyenda selknam cuenta cómo los primeros delfines del mundo solían ser personas de la Tierra del Fuego que fueron capturadas por hombres en un barco. Durante una tormenta en el viaje de regreso a España, los prisioneros se arrojaron al mar para tratar de volver a su tierra, pero se estaban agotando. El creador Kenós tuvo piedad de ellos y los transformó en delfines para que pudieran nadar de regreso a su hogar.