Este documento argumenta que la democracia se ha convertido en una superstición. Se cree en ella como si tuviera poderes mágicos para solucionar problemas, aunque no tenga soluciones reales. Se justifica solo a sí misma y rechaza cualquier crítica como herejía. Sus sumos sacerdotes usan la democracia para controlar a la gente y ganar poder, aunque no crean realmente en ella. Al igual que otras supersticiones, tiene rituales como las elecciones que se supone traen buena suerte aunque no cambien nada. La democ